PERSONAS SIN HOGAR
1. ¿Las conocemos?
Cuando hablamos de una persona Sin techo nos imaginamos un individuo sucio, mal vestido, que huele muy mal y va arrastrando unos cartones medio rotos. Pensamos quizás en un individuo hecho polvo, agarrado a un "tetrabrick" de vino y que habla en voz alta desvariando. Hasta alcanzamos a verlo durmiendo en los soportales de alguna iglesia o en algún cajero automático, cuando no lo esquivamos o desviamos la mirada para no sentirnos afectados. Lo que define a esta persona es la falta de un techo.
Si hablamos de una persona Sin hogar, también nos referimos a aquellas personas que si bien tienen un techo en el sentido literal de la palabra les falta todo lo que supone vivir en un hogar verdadero. Malviven quizás en algún albergue o en una pensión barata de ésas que se pretende eliminar para "poner guapa" a la ciudad. Pero carecen de las mínimas condiciones de vivienda que les permitan vivir con dignidad, el calor de una familia, el apoyo de un grupo de amigos... Hay muchas personas que son Sin hogar, pero están ocultas puesto que la soledad, el sufrimiento y la angustia se pueden disfrazar. Pero no por ello su situación deja de ser un auténtico drama.
Es difícil encontrar en los medios de comunicación alguna noticia que haga referencia a las personas Sin hogar, a no ser para hablar de algún acto violento o de alguna muerte –digo, alguna porque de la mayor parte de las muertes de los pobres y de los excluidos ni se habla–.
— Los datos que maneja el Ayuntamiento de Barcelona (1997) revelan que en esta ciudad hay aproximadamente 2.000 personas Sin techo.
— Según un estudio actual realizado por la Diputación de Barcelona (Diciembre 1999), en toda la provincia de Barcelona hay unas 7.088 personas/año y en la comarca del Barcelonés, unas 3.740 personas.
— Hasta ahora, se habla de que en España hay unas 55.000 personas/año.
2. ¿Se puede hablar de culpables?
Si nos adentramos un poco en el mundo de la exclusión vemos que todo es bastante más complicado de lo que parece a primera vista o, al menos, de lo que pretenden transmitirnos los "dominadores sociales". No se puede hablar de culpables. Y, si se puede quizá sea sin pensar en los que pensamos...
De hecho, si observamos las interioridades del funcionamiento social, nos damos cuenta de que casi siempre las personas excluidas han llegado a esa situación empujadas por las circunstancias que les ha "tocado" vivir, como por una trágica "lotería". Preguntémonos si no: ¿Quién ha elegido nacer en un país o en otro? ¿Quién ha podido elegir una familia en la que las relaciones humanas han sido constructivas o destructivas? ¿Ha tenido las mismas oportunidades de formación cultural el hijo de un médico que el hijo de un trabajador en paro? ¿He podido escoger un padre que no fuese alcohólico o drogodependiente o una madre prostituta o me ha venido impuesto?
3. Los Sin hogar resultan molestos en nuestra civilización
La lista de casos puede aumentar indefinidamente pues es lo que nos toca sufrir a diario. En definitiva, nos encontramos con que, si bien para